Hablando contigo notaba la gran bondad de la que hacías gala. Tus alas son limpias, ligeras y transparentes. Mirando admirado, anonadado a través de un pequeño agujerito me relamo como espectador de tu grandeza y no quiero dejar de escuchar tu voz, ese medio de transporte que me lleva y yo, subo sin querer bajar, deseando que el tiempo se atrase, se pare, que nos enmarque juntos en un retrato inmortal en continuo movimiento. Y es cuando se desvisten las flores, los pájaros se confunden en el cielo y nuestras voces se trenzan alisadas yendo y volviendo; una y otra vez, una y otra vez. Hilos finos tornados en fuerte cordón.
Esto, me lo enseñó tu pelo.
1 comentario:
El juego de las voces, de subir y bajar tan despacio, como bailar entre las nubes.
Ay!!! Qué latido más fuerte amigo, cuando llega hasta el corazón y termina siendo el mismo.
Mis Besos siempre hasta tu puerta, Doc.
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