viernes, 26 de junio de 2009

A Corazón Abierto


Hablando contigo notaba la gran bondad de la que hacías gala. Tus alas son limpias, ligeras y transparentes. Mirando admirado, anonadado a través de un pequeño agujerito me relamo como espectador de tu grandeza y no quiero dejar de escuchar tu voz, ese medio de transporte que me lleva y yo, subo sin querer bajar, deseando que el tiempo se atrase, se pare, que nos enmarque juntos en un retrato inmortal en continuo movimiento. Y es cuando se desvisten las flores, los pájaros se confunden en el cielo y nuestras voces se trenzan alisadas yendo y volviendo; una y otra vez, una y otra vez. Hilos finos tornados en fuerte cordón.
Esto, me lo enseñó tu pelo.

1 comentario:

Silencios dijo...

El juego de las voces, de subir y bajar tan despacio, como bailar entre las nubes.
Ay!!! Qué latido más fuerte amigo, cuando llega hasta el corazón y termina siendo el mismo.

Mis Besos siempre hasta tu puerta, Doc.