miércoles, 8 de julio de 2009

Reflejos en el Mar



Allá afuera el sol quemaba sus últimos momentos, ya cansado de la actividad que lo había desgastado durante todo el día, desde que había amanecido.
La vista que le ofrecía la casa le ayudaba a sosegar su tristeza. Ésta, marchaba al igual que el gran astro.
Sus ojos veían un lago de superficie de manto calmado; en paz. Y era en esa paz, en la que quería sumergirse. Bucear todo el tiempo que pudieran aguantar sus pulmones, con el aire del que había inspirado aquel bello paraje.
Seguía inquieto. Comenzó a pensar con el corazón en la cabeza y, la cabeza, en los pies. Los latidos marcaban el paso. La vida es expresión - se dijo - y el amor, expresión cómplice. Acto seguido, inspiró profundamente el aroma de lo vivo; respiraba intensamente la vida.
Fue entonces cuando comprendió, como perro amarrado al eje de su propia persona, que la vida que llevaba tenía que soltarle cuerda. Darle más oportunidades, todavía. Y que, como pez que muerde el anzuelo de la pasión, había quedado herido y enganchado. Le habían atravesado el corazón...

3 comentarios:

Silencios dijo...

Una vez me reflejé en las aguas cristalinas de , un corazón que latía muy despacio, me quede quieta mirando, sintiendo, escuchando y comprendí que su latido era mi latido.

Un beso Niño del espejo

El Niño del Espejo dijo...

Bellos reflejos cristalinos los tuyos, siempre.

Un Beso, Niña del Reflejo

Pluma Roja dijo...

Perdón por la intromisión.

Ustedes hacen un poema con sus palabras, al leerlos ya no se sabe que decir.

Mucho gusto de saludarte niño del espejo, mi amigo hipie en un concierto de piano. Lindo tu texto. Un abracito. Hasta pronto