viernes, 24 de julio de 2009

Pelo

Mientras me escuchabas, me coincidías la mirada y además, atusabas tu pelo, llevándolo hacia otro lado, llamando mi atención que me hacía reaccionar estupefacto y sin pestañear me dabas el primer aviso. El segundo, lo hiciste hacia el otro lado y me zarandeaste cruelmente pues la concentración que mi mente necesitaba para extraer las palabras bien articuladas por mi boca... esto.... lo que quería decir, se vió resentida y tambaleaba.
Yegua al galope, crines al viento y, las riendas... las riendas...
¿ Quién las controla ?


3 comentarios:

vuelo de hada... dijo...

Solo la realidad de los hechos y los sentimientos, eso lo controlan.
Un abrazo mi niño del espejo y te deje un regalito en mi blog "POR AMOR AL ARTE"
Cuidate ya lo sabes ;)

Silencios dijo...

Imagino amigo que los sentimientos son casi imposibles de controlar. Pero no me hagas mucho caso últimamente controlo hasta el tiempo que duermo.

¿ Lo sabes?
Cuidate mucho, sé feliz.

Ursus Polaris dijo...

jajaja...genial, sencillamente genial. Me río porque, cuántas veces una presencia, o un detalle como atusarse el pelo, ha reducido mi vocabulario al de un niño de seis años. Te comprendo, te comprendo bien.

Por cierto, la culpable de tu descubrimiento por mi parte ha sido Silencios. Yo te recordaba vagamente del sillón rojo (soy Arial12, ¿te acuerdas...?) y me dijo que estabas por aquí tú también...

Un saludo bloguero!