domingo, 19 de julio de 2009

Ámame

No querías hablar y pasaste a la acción directamente. Ví tu mirada poseída de la manera más sensual que jamás te habría imaginado y sentí una atracción incontrolable que me indicaba en dirección a tus ojos primero y, después, a recorrer la comisura de tus labios encontrándome de bruces con tu lengua inquieta y húmeda.
Sin soltarme de tu boca, dejé libres mis manos, que se transformaron en caricias sobre tu rostro. Noté tu sonrojo. Era tu tierna timidez que hacía más excitante el momento. Entonces, acerqué mi pecho contra el tuyo, e hice tu palpitar mío. Tú, no dejabas de señalarme duramente y yo respondí asiéndome de tus muslos que me respondieron ofreciéndose. Me sentí igual de afortunado que tu sudor, por recorrer ambos las curvas en movimiento de tu imponente figura. Mientras nos perdíamos en deliciosas sonrisas maliciosas y miradas envueltas de la más pícara fantasía y... nos convertimos en esclavos del amor

3 comentarios:

Silencios dijo...

Excelente relato Niño del Espejo, ya sabes que siempre te lo digo deberías dejar volar más tu imaginación.

Un placer leerte

Un beso amigo

Pluma Roja dijo...

Siento en tu relato mucha sensualidad. Es algo contaminante, leo en varios textos esa misma tendencia. Es importante dejar fluir el sentimiento sin ninguna represión. Lindo texto Niño del espejo. Para mi siempre seguirás siendo mi amigo hipie. Hasta pronto. un saludo desde Guatemala, para ti.

Anónimo dijo...

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