martes, 20 de octubre de 2009

Residentes de la imaginación

El sufrimiento le lastraba y no la dejaba liberarse. Mantenía tensos todos los músculos de su cuerpo. Agarrotada, caminaba desde hacía demasiado tiempo de la mano de la tristeza. Comenzaba a ser consciente de que eso debía cambiar. Pero cómo hacerlo, quién le mostraría el camino de la verdad, el del amor que anhelaba, el de permitirse sentir sin más, el de poder relajar todos sus músculos de una vez por todas. Realizar al fin un brindis a la vida.
Trataba de mirar intensamente intentando recuperar el recuerdo de la niñez. Aún peleaba internamente y esperaba la ayuda externa, un pequeño empujoncito que le certificara y aprobara la decisión correcta y de esa forma, sentirse segura.
Fue bajo el calor de un beso y la intensidad de un abrazo que el aire transformó sus sentidos y ocurrió el milagro.
Buscó piezas de museo, reliquias perdidas y olvidadas, cosas ocultas. Y trató de borrar el sentimiento de ...
Mientras, se repetía: relájate
(*)

4 comentarios:

vuelo de hada... dijo...

Cuando alguien sufre por algo o por alguién es mejor imaginar que habrá una nueva ilusión y que por ahi hay de seguro alguien que este dispuesto a entregar su amor de verdad.
Hay que soñar un poco y dejar que se curen las heridas ellas de seguro que sanan.
No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
Un abrazo y linda entrada que bueno verte amiguito

Ursus Polaris dijo...

Seguro que la protagonista de tu texto supera sus problemas y será feliz... Un abrazo!!

Silencios dijo...

Todos buscamos las piezas de un puzzle, necesitamos que encajen a la perfección, pero algunas veces son pequeñas batallas perdidas en está gran guerra, la del corazón.

Mis besos siempre hasta tu puerta.

Pluma Roja dijo...

Triste protagonista. Se supone que lo triste nos inclina hacia los protagonistas, quizás es cierto. Me interesa ver la solución. Queda planteado un problema, lo veo como relato literario no como una protagonista que resolverá su problema ¿es real? ¿o ficticia? Como ficticio el cierre muestra un recurso de divagación. Me gusta el cierre. Un beso niño del espejo. No te pierdas por tanto tiempo. Hasta pronto amigo.